jueves, 31 de diciembre de 2009

¿25.000 canciones?

Buscando por internet música, me encontré con un sitio llamado "1001 discos que debes esuchar antes de morir". Estuve navegando en el sitio revisando los discos y lo encontré muy bueno por lo diverso de los estilos. Pero me inquietaban dos cosas:
1- Muchos (casi todos) artistas que aparecían eran de temas en inglés (poco latino americano, europeo fuera de Inglaterra y Alemania, y casi nada asiático y africano)
2- Gran parte de los discos no pasaban de 1 o 2 temas buenos (por ejemplo, nombraban el disco de Dee Lite, y la única canción buena es "Groove is in the heart")

Le escribí al autor de la página preguntando por qué no incluía a artistas como Inti illimani o Ceratti, y luego descubrí que "1001 discos ...." es un libro lanzado por Robert Dimery. O sea, el huevón estaba leyendo un sitio basado en un libro.

Ahí se aclara la inquietud n°1.

Como no me gusta que me digan lo que tengo que escuchar (sobre todo si tiene un interés comercial), me desinteresé en juntar los 1001 discos (me sonó parecido al "hágase popular entre sus amigos"), y me decidí no a comentar discos (ni recomendarlos salvo que realmente valgan la pena), sino canciones. Con esto me saco la espina de la inquietud n°2.

Creo que una canción posee la virtud de que es una pieza del rompecabezas de la banda sonora de la vida de una persona. Nos hace recordar la escencia de un recuerdo, pero también nos hace crecer intelectual y espiritualmente al descubrir la intención del autor o del intérprete, o de ambos. En un mundo en que todo tiene un valor monetario, la canción por si sola puede escapar de este círculo; para tener un disco tienes que comprarlo, pero una canción la puedes disfrutar en la radio, con un cantor, o simplemente recordándola.

En estos 25.000 temas que quiero compartir con ustedes, me empeño en abarcar desde lo folcrórico hasta lo más vanguardista; tango, punk, rock, blues, jazz, rap, celta, arcano, etc etc etc.

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